lunes, 7 de diciembre de 2009

El paso de los tiempos


La vejez. Una palabra bonita como un tanto agridulce a la vez. Esos pequeños bajitos con su piel alicaida a los que ya no les queda otra cosa que los recuerdos de un pasado que quedó muy lejos, casi en el olvido, y es que el simple hecho de plantearnos esta palabra no produce una sensación de punto y final en el cuento, el cuento de nuestra vida, lo cual no hace sentir tremendamente incómodos, afligidos, completamente inválidos.


Recuerdo como cuando era un niño me pasaba todo el dia trepando a los árboles, corriendo por el campo, y jugando sin descanso. ¿Seguro que también lo recordais no es así?


En estos momentos de mi vida ya me planteo esa palabra tan temida, y tan solo he alcanzado un cuarto de la que podría llegar a ser la totalidad de mi vida. Y es que no hace falta tener ochenta años para sentirse mayor, no creeis?


Poco a poco se nos va agotando la vida como si de un reloj de arena se tratara, en el cual cada hora, minuto y segundo cae un nuevo grano de arena que va descontando tiempo en esta escueta estancia, un viaje en el que nadie es mas viejo por contar más años, cosa que también resta, si no aquella que pierde la ilusión de cuando era un niño y tan solo se limita a recordar los "tiempos pasados".

1 comentario:

  1. Te seguire de vez en cuando por aqui.

    linkeame este grupete que hemos hecho dsd tu blog. Y depaso cuando quieras puedes hecharle ojos, hay desde cortos, a documentales, fragmentos de cosas interesantes.
    http://ciudad-de-las-sombras.blogspot.com/

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